28/7/14

Byron y Jonás






Querido P.:

Desde que me diste a leer Viaje a Oxiana, hace tantos años, deseo vivamente pasar unos días en Afganistán. Cuanto más tiempo pasa, más difícil resulta y estoy seguro de que no encontraría en pie muchas de las cosas de las que habla Robert Byron.

Hoy me he vuelto a acordar de él mientras leía la noticia de la destrucción de la mezquita de Nabi Younes, en la ciudad Iraquí de Mosul. Antes de ser mezquita fue monasterio. Younes es Jonás para los cristianos. Un viaje a Iraq tampoco parece aconsejable.

Ya ves que ni siquiera te hablo de la miserable condición humana. Te ahorraré también cualquier comentario acerca de la influencia de la religión sobre la política. Solo dos líneas acerca del deseo de viajar y detenerse unas horas frente al más simple de los monumentos que haya sido respetado más por el olvido que por el tiempo. Porque, a lo que parece, la atribución de significado a cualquier objeto, idea o símbolo los condena a su desaparición.

Con mis mejores deseos,

2 comentarios:

  1. Anónimo28/7/14

    Este último parrafo hace que recuerde que en Japón utilizan una palabra para designar la belleza como tal yotra distinta de la anterior para referirse a la belleza resultante del paso del tiempo en el objeto.
    Quizás seria lógico añadir otras dos palabras: una que designara el objeto bello constituido en simbolo y una cuarta para designar ese mismo objeto destruido, convertido en "martir", si es que este vocablo se puede asignar a algo que no sea humano. Amén de su connotación excesivamente religiosa. Comprobamos que la especie humana puede colocarse facilmente a la altura del más humilde de los barros. Por desgracia es así.
    Se me ocurren más ejemplos de esa condena a la desaparición de la que hablas en la última frase, algunos bien cercanos.
    No se si es más respetuoso con el arte el olvido o el tiempo. Conceptos ambos siempre relacionados con el hombre, capaz siempre de crear lo bello y por desgracia de destruirlo. La violencia nos habla de la necedad y miseria humanas como ninguna otra cosa.
    Nada más, si P. es quien supongo seguro que nos dirá algo más atinado que ésto al respecto.

    J.A.

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  2. Vomitado por el pez en tierra firme, imagino a Jonás pidiendo a la ballena: -Haz favor: abre la boca que vuelvo para adentro a la voz de ya. Ni Nínive, ni nínivo-.

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